Nos llegó un rumor sobre unas aguas termales que eran calentadas por un volcán y que eran capaces de sanar el cuerpo y el alma. Al principio no estábamos seguros si valía la pena descubrirlo pero ya saben cómo somos, no podíamos quedarnos con la duda.
Primero lo primero, buscamos cómo llegar, fuimos a la parada de transportes que ubicábamos y pedimos indicaciones.
-Uy, no joven, los autobuses que lo llevan a las aguas termales salen del otro lado, primero llegue al parque, de vuelta a la………..- dejé de escuchar, cuando las indicaciones son largas no me es posible seguirlas.
-¿Y ahora qué?-
-Vamos al parque y ahí volvemos a preguntar-
Caminamos un rato y, varias calles antes de llegar, se nos presentó la oportunidad de preguntarle a una combi por nuevas indicaciones.
-Disculpa, ¿sabes cómo llegar a Zunil? Iba empezar a darnos las indicaciones cuando se dió cuenta que eran demasiadas, hizo una mueca que transmitía flojera por explicar y mejor optó por decirnos
-Súbanse los acerco a la parada donde salen los transportes-
Es curioso, la gente guatemalteca me parece amable y siempre con la disposición de ayudar, tal vez me sorprende tanto porque no estoy acostumbrado, esto no sucedía en el lugar del que vengo.
Nos bajamos a una cuadra de donde salían los autobuses, caminamos a la parada y esperamos un rato hasta que apareció el transporte que buscábamos.
Se acercaba un autobús escolar de estilo estadounidense, ya saben de esos amarillos y largos, había escuchado que en estas tierras usaban esos autobuses como medios de transporte pero nunca me imaginé que estuvieran adaptados de esa forma.
El autobús me recordaba a la película de Mad Max, imaginen el autobús escolar pintado con flamas y detalles garigoleados que lo hacen ver como el medio de transporte de un grupo de rock y, por si no fuera suficiente, cada autobús tienen su propio nombre. Lo único que le faltaba al nuestro era que se llamara “666” o “Lucifer”.
Subimos y era exactamente un autobús escolar. Nos sentamos, seguimos nuestro camino y rápidamente nos dimos cuenta que nadie hablaba nuestro idoma, las personas en estas tierras hablan español sólo porque deben hacerlo para los turistas pero la realidad es que se sienten cómodos hablando en otros idiomas y dialectos.
Esto me parece fascinante; escuchar estos dialectos, lenguas e idiomas es increíble. Los sonidos y pronunciaciones que logran son simplemente inexplicables, no tengo idea de cómo entonar esas palabras, escucho muchas k y x y simplemente no entiendo nada.
Durante el trayecto observamos lo hermoso de los campos, en estas tierras los cultivos tienen verdes llamativos y se encuentran en tierras inclinadas, me parece interesante ver sembradíos con inclinaciones que pareciera retan a la física.
Por fin llegamos a Zunil, en teoría no deberíamos estar lejos de las fuentes georginas. Al bajar, lo primero que sucede es que nos abordan lo típicos taxistas que están buscando sacarle dinero al turista para ofrecernos el traslado a las famosas pozas termales.
Sabemos cómo abusan del los precios los que se dedican a turismo así que los ignoramos y seguimos caminando con la esperanza de encontrar otra forma de llegar.
Me acerco a unos locales y les pido indicaciones; la mala noticia es que la única manera de llegar es por medio de los taxistas. ¡Maldita sea!
Ahí vamos de regreso con la mirada baja para preguntar al taxista cuánto nos cobra; desde lejos puedo ver su sonrisa y sus ojos complacidos, sabe que si queremos conocer las aguas del volcán debemos pagarle.
-Les cobro 60 quetzales-
-Mira, la neta 60 quetzales es muy caro para nosotros, queremos conocer pero tenemos un presupuesto y si pagamos 60 es probable que no nos alcance-
El taxista, un poco sorprendido por la estrategia que decidí utilizar, decide aceptar la oferta.
-50 quetzales te parece-
-Mmm, suena bien pero ¿de casualidad sabes cuánto cobran el acceso a las fuentes? -60 quetzales para extranjeros-
-Uuf, nos encantaría poder subir contigo pero la verdad no nos va a alcanzar.-
-De aquí a las fuentes está lejos y solo amigo, el pueblo al que quieren ir para conseguir un transporte más barato está hasta allá, se van a tardar horas, no es que quiera cobrarte más ni nada, te lo digo de verdad, ese es el precio.-
– Pues sí, pero si no nos alcanza no nos alcanza-
-40 quetzales por los 2-
-(¡Quién se está riendo ahora!)-
Por fin subimos, la verdad es que el taxista tenía razón, llegar caminando es casi imposible, está lejos y poco transitado, incluso está peligroso puesto que sólo es un carril que funciona en ambos sentidos.
Ahora pienso que regatear fue arriesgado y agradezco que haya funcionado.
Llegamos por fin a la entrada de las aguas termales, me duele un poco desembolsar el costo de acceso pero no hay de otra, lo pagamos y listo.
Lo primero que me sorprende de este lugar es el tamaño de algunas hojas y plantas, desconozco a qué tipo de árbol pertencen; sus hojas son de gran tamaño y es algo que me llama la atención apenas caminamos unos metros.
El sitio es bonito, cuenta con sus instalaciones básicas, hay dónde comer, dónde dormir, etc.
Para llegar debemos recorrer un tramo de unos 100 metros, primero alcanzamos a ver los vestidores y el restaurante y hasta el final los baños termales del volcán, el agua sale de las piedras que se encuentran al final de la piscina, contienen un olor a azufre y son de un color verde que no logro definir.
En el centro de la alberca hay un grupo de personas haciendo algún tipo de ritual, moviéndose con el agua y danzando con ella.
¿Qué estarán haciendo? -me pregunto.
Al principio no le damos mucha importancia a este grupo, nos cambiamos para entrar a las albercas y vemos un letrero que indica que uno debe bañarse en las regaderas antes de ingresar al agua. Me acerco a la regadera, que está al aire libre, giro la perilla y sale el agua más fría que podría salir. ¿Mencioné que el clima en este lugar es fresco y vientoso? Volteo a ver a Danny y le hago una mueca que indica la horrible experiencia que será meterse en la regadera. .
Para estas alturas de la relación ya nos leemos la mente así que con un par de miradas acordamos no enjuagarnos.
Bañarse en un volcán es delicioso, por lo menos en este volcán te rodea la naturaleza y te da un nivel de relajación como en ningún otro.
No recuerdo por qué, pero algo me separó de Danny mientras disfrutábamos de las aguas termales. Se encuentra hablando con uno de las personas que vimos al principio, las cuales realizaban una especie de ritual, me acerco para curiosear sobre qué están hablando.
Durante la conversación nos explica que lo que creíamos era un ritual, en realidad es una técnica de relajación e introyección que consiste en utilizar las aguas termales y sus propiedas para sanar cuerpo y mente.
-¿Quieren probarla?- nos pregunta.
Danny al principio contesta que tal vez vamos con tiempo limitado y no sabe si podemos. Yo, por otro lado, pienso que tenemos todo el tiempo del mundo, desconozco porqué Danny siente que vamos contra el tiempo.
Al final aceptamos, 2 personas se acercan y sostienen nuestro cuerpo. Ahora es momento de relajarnos y entregarnos a los practicantes de esta técnica.
La experiencia es asombrosa, el cuerpo es entregado para que la persona encargada de la técnica lo mueva a placer, viajas por el agua, te fusionas con ella y tienes el tiempo de mirar adentro de ti mismo.
En momentos sientes el cuerpo rígido, te das cuenta de las preocupaciones y el estrés con el que sueles cargar todos los días, el guía espiritual con movimientos suaves empieza a sanar esas cargas negativas que no me había dado cuenta tenía.
Es como si bailaras con el agua, como si te fusionaras con ella, puedes convivir con este elemento a un nivel espiritual, te fusionas con este ser y te conviertes en el agua.
Es una experiencia asombrosa.
Después de un tiempo(no podría decir cuánto pues la noción del tiempo se perdió) Poco a poco regresas del viaje, los sonidos de la naturaleza llegan con delicadeza a tus oídos, la obscuridad empieza a llenarse de colores, los olores se impregnan en la nariz y el tacto vuelve a recuperarse.
Danny y yo tuvimos la suerte de tener este viaje espiritual en las aguas de un volcán, auque si les soy honesto creo que mas que suerte, conocer esta técnica y fusionarnos con el agua fue algo que estaba predestinado a pasar en este lugar y no pudo haber sido más perfecto.
El agua, un elemento importantísimo en nuestras vidas que muchas veces no valoramos, nos había permitido conocerlo y volvernos parte de el.
Si alguna vez quieres visitar este lugar, tenemos una guía de las fuentes georginas en nuestro blog