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El problema de elegir hostales como formato de hospedaje es que una gran parte de estos son utilizados por viajeros jóvenes que buscan en su mayoría fiesta y un ambiente de relajo y, si tú no estás en ese plan y no investigas bien el hostal en el que te vas a quedar, es probable que sufras de incomodidad durante tu estancia.
Antes de compartirles nuestra historia quisiera dejar bien claro que existen hostales de gran calidad y ambiente más tranquilo, no me gustaría que esta experiencia te haga creer que todos los hostales o albergues son iguales.
Escogimos quedarnos en este lugar porque su reputación y calificación en internet eran buenas; no obstante, no analizamos bien el lugar y no nos dimos cuenta que este hostal es para el viajero fiestero.
Apenas entrando al lugar se nota el ambiente juvenil, cosa que nos agradó bastante en el momento, lo primero que vimos fue una mesa de billar seguida de una sala que parecía bastante cómoda.
Nos dirigimos a la recepción en la que se encontraba un joven entre los 20 y 23 años practicando con su guitarra.
El chico muy amable nos atendió y nos llevó a nuestra habitación, una habitación para 12 personas aproximadamente, con literas.
La habitación tenía una pared incompleta que dividía el cuarto a la mitad; llamémosle sección A y sección B dejando un pequeño hueco que permitía cruzar entre las secciones.
Podríamos decir que nuestras camas se encontraban en la sección B, y nos tocó a los 2 en literas separadas (eran camas individuales) ambos en la cama de arriba.
Nos acomodamos y me di cuenta que mi cama no tenía ni almohada ni cobija, instantáneamente nos dimos cuenta que el hostal se administra en su mayoría a través de voluntarios y al principio nos dió gusto porque ya habíamos tenido una experiencia donde nosotros habíamos sido voluntarios así que un detalle como este no nos importó, simplemente solicitamos lo que nos faltaba y listo.
Sin embargo, las cosas se empezaron a poner algo incómodas para nosotros cuando salimos de la habitación y vimos que varios huéspedes enrollaban y preparaban sus churros de marihuana sin descaro alguno.
La marihuana no es algo que nos sorprenda; seamos honestos, en un viaje como el que nosotros hicimos es algo que está presente en las comunidades jóvenes, suele estar algo escondida, como por debajo del agua, es como un secreto, pero es algo que está ahí; tras bambalinas.
Por eso esto nos sorprendió, porque aquí daba la impresión de que el hostal permitía el consumo de marihuana libremente. Para darme entender voy a explicarlo de la siguiente manera:
El que fuma marihuana en los viajes, suele hacerlo de manera “discreta”. Por lo que vimos, buscaban esconderse para prepararlo y lo fumaban no tan abiertamente. Esto porque los locales, los comercios, los hospedajes, al estar regulados por la ley, prohíben el consumo de estas sustancias dentro de sus instalaciones para evitarse problemas legales, si un cliente decide quejarse o acusa al lugar de que está permitiendo el consumo de sustancias ilegales adentro se puede meter en un problema que podría llevarlos a cerrar el lugar y obviamente ninguna empresa se arriesga con este tema.
Pues para no hacer la historia muy larga, aquí no parecía que estuviera prohibido. No le dimos mucha importancia, primero porque la mayor parte del tiempo íbamos a estar afuera del hostal y segundo porque somos muy respetuosos y creyentes de que cada quien sus cosas, a nosotros no nos corresponde decir qué está bien y qué esta mal.
Pero esa no es la experiencia con las drogas, no señor, para eso tenemos que profundizar en los personajes de la historia y en los huéspedes del hostal.
El chico de la guitarra, de cabello largo chino, moreno, y con actitud bastante pasiva, ya saben, esa personalidad de que nada importa y sólo se vive una vez.
Los hermanos franceses, una chica y un chico de entre 18 y 25 años, la chica dormía en la misma litera que yo, ella en la cama de abajo, yo en la de arriba. El hermano compartía la litera con Danny, Danny en la cama de arriba y el chico francés en la de abajo.
Ambos querían llegar hasta Colombia viajando desde México, los dos estaban de voluntarios en el hostal.
La chica alemana que nos encontraríamos meses después en Belice, esa es otra historia que contar. También voluntaria, con tatuajes en los brazos y piercings en la cara.
El dueño, alrededor de los 40 años, super relajado, amigable y buena onda, no siempre se sabía dónde estaba pero de vez en vez se aparecía por el hostal.
Los mexicanos, al parecer eran 2, por momentos creía que eran huéspedes porque eran jóvenes y siempre se llevaban bien con las personas del hostal; sin embargo, eran empleados del lugar y se encargaban de del mantenimiento de la alberca y demás. Lo curioso y lo que nunca entendí muy bien es que también estaban en las noches, en el horario de bar o de fiesta del hostal divirtiéndose con el resto de individuos.
La mayoría de huéspedes eran europeos y entonces, una noche descubrimos una triste razón por la cual la comunidad extranjera le gusta visitar México, no es la única pero al parecer si es una que atrae al turismo joven extranjero: “Las drogas son más baratas en este país que en cualquiera de primer mundo”
El horario de silencio del hostal era a las 11 de la noche y debido a que nosotros nos levantamos muy temprano para ir a grabar, a las 11 solíamos estar acostados en nuestras camas con las luces apagadas.
Eramos los únicos; el resto de huéspedes estaba en el bar del hostal divirtiéndose hasta tarde y se levantaban a la 1-2 pm.
De pronto entra un grupo de huéspedes, prende la luz y sin descaro hablan en un tono de voz alto, están enfiestados y divirtiéndose, están en la sección A. (Nosotros estamos en la B)
Al principio me molesto y pienso “Idiotas, que no ven que la hora de silencio es a las 11! No lo digo yo, lo dice el hostal, y aparte no son ni para bajarle un poco al volumen de su voz, no hay necesidad de gritar”
“Espera un segundo…. tal vez no saben que estamos aquí” “Creen que no hay nadie” Sin darle muchas vueltas al tema decidí esperar a que se fueran porque pensé “que tanto pueden tardar”
Volteo a ver a la cama de Danny y ahí está ella, algo molesta por la desconsideración pero al parecer también decidió esperar.
Obviamente escuchamos todo lo que platican, la conversación es en inglés y por los acentos reconozco al mexicano, a la hermana francesa y no logro identificar a las otras 2 personas
De pronto la plática se vuelve algo extraña:
Mexicano – ¿Entonces qué?, vas a querer-
No identificado – No se, a ver platícame cómo está la onda
Mexicano – Es simple, esto es lo que te puedo dar-
No identificado – ¿Cuánto cuesta? –
Mexicano -500 dolares-
Se ríen todos menos el mexicano. Yo simplemente me sorprendo y me doy cuenta que hay algo raro, de hecho, estoy dudando de lo que escuché ¿500 dolares? ¿qué rayos cuesta 500 dolares? Estoy seguro que escuché o entendí mal y la conversación sigue
Francesa – Uy no, mejor me espero a llegar a Colombia, seguro que me sale más barato allá – Se ríen entre ellos, mientras a mí se me espanta el sueño al otro lado del cuarto.
Mientras la conversación sigue, veo a Danny molesta, ya se hartó y se está levantando de la litera para ir a decirles que se callen y que apaguen la luz.
No se ha dado cuenta que la conversación está rara y mientras baja las escaleras de su litera, tomo el celular lo más rápido que puedo y le mando un whats diciéndole que se detenga, que está rara la conversación y que es probable que no sepan que estamos acostados en la sección B, probablemente creen que están solos.
Ve el mensaje a tiempo y se detiene ya estando abajo de la litera.
Y pum, de pronto se escucha una inhalación como de esas que hacen en las películas cuando se drogan con cocaína. Los dos nos sacamos de onda y nos volteamos a ver con cara de sorprendidos
Le mando por mensaje “No les vayas a decir nada, mejor nos esperamos no vaya a ser la de malas que nos metemos en un problema porque creen que están solos.”
Escuchamos 2 inhalaciones más y así como terminan apagan la luz y se salen del cuarto.
Regresamos a dormir…
Al pasar los días descubrimos que el vendedor era el mexicano que trabajaba en el hostal, tiene su mercado perfecto y su negocio bien establecido.
Trabaja en el hostal como empleado, lo que le permite relacionarse con los huéspedes extranjeros que llegan y sabe que la comunidad extranjera joven y fiestera es un target perfecto para venderles drogas. Es un gran negocio cuando te enteras que el extranjero busca drogas en países de México para abajo porque en su país salen mucho más caras.
Desde ese día somos mucho más precavidos a la hora de elegir un hostal. El problema de una situación como esta no es el consumo de drogas ni quién las consume, seamos honestos, existen muchísimas personas en el mundo que consumen drogas así como hay personas que consumen cigarro o alcohol. El verdadero problema para un viajero es que si por alguna razón cae una redada o se realiza una inspección del lugar ,mientras uno se encuentra ahí, incluso aunque no tenga o haya consumido nada, se va a meter en un problemas.
Por eso, uno debe tomarse el tiempo para valorar hospedajes antes de viajar y, si por alguna razón no lo tienes no te preocupes, si vas a viajar a algún destino que ya visitamos puedes solicitarnos una recomendación y nosotros con gusto te responderemos (Mándanos un mensaje en Instagram)
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