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🤕11 horas de sufrimiento viajero en el cruce a la tierra de los Volcanes⛰

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5:30 suena el despertador, ya tenemos organizadas nuestras tareas para empezar el viaje, la cita para recogernos es a las 6:30. Danny se bañará, yo prefiero no hacerlo y adelantar la parte del desayuno porque hace mucho frío. En aproximadamente una hora tenemos todo listo: nuestras maletas en la puerta del hostal, nuestro lunch preparado para aguantar el camino y, por supuesto, ya pasamos al sanitario.

Pasan 15 minutos y no han pasado a recogernos, nos empezamos a preocupar porque somos muy puntuales así que decido comunicarme con el operador que contratamos.

Déjenme explicarles de forma resumida cómo funciona el cruce a Guatemala desde San Cristobal de las Casas, Chiapas:

Contratas una agencia turística que te ofrece el servicio de traslado; no obstante, al contratar no te dicen que el trayecto a Guatemala lo hacen 2 transportadoras diferentes: Llegar a la ciudad fronteriza en México (Ciudad Cuauhtémoc) es con una empresa mexicana y el traslado de la ciudad fronteriza en Guatemala (La Mesilla) hacia tu destino lo haces con una empresa Guatemalteca.

Bueno, la agencia con la que contratamos es de Guatemala así que no tiene control alguno sobre lo que suceda en México porque no tiene contacto directo con la transportadora mexicana, sólo con la guatemalteca. Lo único que me dicen cuando les marco es “Ya van en camino, recogen mucha gente, ustedes no se preocupen” “Llegan en 8 minutos”.

Finalmente llegan después de una hora, aproximadamente a las 7:30. ¡Qué rayos, cómo pueden citarte a las 6:30 y pasar por ti 1 hora después! Creo que es una exageración en la impuntualidad pero no queda de otra más que adaptarse.

Por fin, después de una larga espera en el frío subimos al shuttle y el conductor nos dice: “Esta no es la unidad que se va ir a Guatemala, yo sólo los voy a llevar al camión que sí los llevará”
¿Soy al único que le parece raro que pasen tarde por ti y que aparte no sea el transporte que te llevará a Guatemala?

Avanzamos unos 10 minutos y llegamos a la unidad que nos trasladará a la frontera, en México los conocemos como Microbus, subimos y está lleno, sólo hay espacio hasta atrás, cuando llegamos al final del camión nos percatamos que el espacio de las piernas es poco porque los viajeros de adelante decidieron reclinar sus asientos.

Ni hablar, así pasa a veces, nos acomodamos y empezamos el trayecto…

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No les voy a mentir, el trayecto no es del todo cómodo pero está pasable. Es muy interesante ver los perfiles de los viajeros en este trayecto, somos unos 20- 30 viajeros de todas nacionalidades, hay alemanes, mexicanos, estadounidenses, un colombiano, una brasileña, un argentino; esa chica de allá enfrente es de Asia, lo sé porque el conductor pasó lista antes de irnos y sólo pudo pronunciar “Cho, Cho”, debo de admitir que todos nos reímos. El perfil también es sumamente interesante, aquí vamos mochileros, hippies, turistas, personas de la tercera edad o casi llegando a esta, un poco de todo. La verdad mi expectativa era encontrar puro mochilero pero esto es otra muestra de que el viaje es para cualquiera.

Después de hacer una parada para comer en Comitán sucedió algo extraño, el conductor pidió nuestra atención y preguntó quienes eran extranjeros y si necesitaban pasar al banco. Resulta que los extranjeros tienen que pagar un impuesto de salida del país si estuvieron en México más de 7 días, la verdad se nota la sorpresa en varias caras; nadie les avisó. Desde mi punto de vista la empresa que contrataron debería tener la responsabilidad de avisarles que necesitan pagar 500 pesos por salir de México pero en este momento simplemente agradezco ser mexicano y no tener que pagar nada.

¡Espera un momento! ¿La chica de adelante está colocando un cigarro de marihuana en la ventana? ¡Es en serio! ¿¡si sabe que vamos a cruzar la frontera!? A veces siento que los consumidores de marihuana se toman las cosas demasiado a la ligera. No nos queda más que confiar en la vida y esperar que ninguna patrulla o inspección nos detenga.

Después de esto seguimos hasta llegar a Ciudad Cuauhtemoc, ahí paramos a que nos sellaran nuestra salida.

Seguimos nuestro trayecto a la frontera y algo que me pareció peculiar es cómo aparecen las montañas puntiagudas cuando uno se acerca a Guatemala, es simplemente impresionante, unas montañas únicas desde mi punto de vista, probablemente algunos volcanes camuflajeándose entre ellas.

No podía dejar de observar el paisaje que el camino me mostraba; cada vez estábamos más cerca y la emoción de cruzar de México a Guatemala aumentaba.

Antes de llegar al límite fronterizo entre México y Guatemala el camión encontró una calle para estacionarse, ahí tuvimos que bajar tomar nuestras cosas y caminar al cruce fronterizo.

Jamás imaginé que fuera tan fácil cruzar la frontera, cruzas como si nada, pasas a la caseta de migración, te sellan tu pasaporte y listo ¡Bienvenido a Guatemala! Iba preparado para hacer una larga fila pero nada de eso.

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La espera fue para la unidad que nos iba a adentrar a Guatemala. Tardó como una hora y media en llegar, era un shuttle o combi guatemalteca, del mismo tamaño que la combi mexicana pero diferente por dentro.

No cabíamos todos en un shuttle así que tuvimos que dividirnos en 2, el primero partió con los primeros viajeros mostrados en la lista del conductor y nosotros nos quedamos esperando el segundo, al principio creí que era mala suerte pero después nos enteraríamos que a ese camión se le poncharía la llanta.

Las maletas para arriba, es curioso que las maletas no caben en en la parte interior del vehículo, estos transportes tienen algo así como un maletero en el techo y amarran tu equipaje como si fuera un pino de navidad, al principio no pude evitar pensar “Ojalá que no se caiga y si algo se va a caer que sea la maleta de Cho- Cho”
Afortunadamente ni Cho- Cho ni y nosotros nos quedamos sin maleta, aunque en realidad no se cómo le fue a esta viajera porque se fue en el otro shuttle.


Llegó el segundo shuttle, mandamos nuestras mochilas tipo senderismo arriba y nos quedamos con las backpacks para llevar con nosotros en el traslado. Se abrió la puerta de la combi y ¡Oh sorpresa, no hay espacio! Mis piernas apenas caben en el espacio del asiento y la mochila que llevo no entra en ningún lugar, la única alternativa es llevarla encima de las piernas.
Pensando en que voy a tener que aguantar el camino con un peso extra en las piernas, que por cierto no puedo mover, y que probablemente se me duerman, decido preguntar lo siguiente para prepararme mentalmente:
-Disculpa ¿Cuánto se hace de aquí hasta Quetzaltenango?
-Alrededor de 4 horas.
Lo único que puedo pensar es “Auch”

El camino es largo, con bastantes curvas, te mareas con facilidad y es imposible dormir en el trayecto a menos que vayas pegado a la ventana aunque la verdad la camioneta vibra tanto que dormir recargado en la ventana podría licuarte el cerebro. ¿Adivinen dónde iba yo? ¡En medio por supuesto!

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Me complace ver a Danny, que está en la ventana, y pensar que ella tal vez lo logre; bueno, ¿alguien le puede decir al conductor que prenda el aire acondicionado?
………. No hay. 
Venimos unos 16 viajeros apretados en una combi sin aire acondicionado y en un trayecto que dura 4 horas o más. Bueno, ¿Alguien me puede explicar cómo abrimos estas ventanas?

….. No funcionan y están atascadas, la única ventana que funciona es la del conductor.

Es increíble pero en ese momento me di cuenta que no había enojo sobre el tema, incluso me reí y acepte las cosas como son. Una pequeña llama de emoción crecía en mi aunque pasaban y pasaban cosas que se podrían interpretar como negativas. ¡Es parte de la experiencia! así es cruzar la frontera por la vía terrestre y eso me emocionaba porque sin importar lo bueno o lo malo que pase, cruzar vía terrestre está siendo todo un éxito.

Tal vez por eso Danny y yo nos hemos ganado el apodo de “Locos” muchos pensarán que cuál es la necesidad de sufrir, tal vez se disfrutan más los lugares cuándo te cuesta llegar a ellos, cuando involucran esfuerzo y sufrimiento. Al final para nosotros no es sufrimiento, es experiencia. 
Tenía un entrenador de chico que me decía: Si amas lo que haces debes aprender a encontrarle gusto incluso a los momentos donde sufres; como me gusta esa frase. Gracias Joaquín Moreno.

Por fin, después de un duro camino llegamos a Xela también conocida como Quetzaltenango, Danny yo y un argentino tuvimos que cambiar de unidad para adentrarnos en la ciudad, el resto de viajeros partieron hacia Panajachel.

Ahora nos tocó buscar el airbnb que teníamos reservado, lo complicado es que cuando consideré que el viaje duraría 6 horas, porque esa fue la información que me dieron los de la agencia turística, le dije a mi anfitrión que llegaría a las 3 de la tarde, son las 7:30 de la noche. Obviamente no pudimos avisarle del cambio de horario porque tenemos linea de celular ni internet, nos acabamos de cambiar de país y en teoría en este primer día íbamos a contratar el servicio telefónico.

El conductor nos ayuda a buscar el airbnb pero simplemente no damos con él.

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Decido acercarme a un hostal que tenemos cerca para preguntar si es posible que me ayuden compartiendo un poco de wifi, no están muy convencidos y lo entiendo porque la idea no es quedarnos ahí pero, terminan ayudándonos.

Eso es algo que me ha gustado de la gente de Guatemala y lo irán descubriendo conforme lean las bitácoras, son amables y su disposición para ayudar es algo que me ha sorprendido.

Logro comunicarme con la anfitriona y en 10 minutos se aparecen en el hostal desde el que solicite internet para mostrarnos el apartamento que rentamos, la verdad un buen lugar, sencilla pero con todas las necesidades básicas.

Al fin estamos en la Tierra de los Volcanes, al fin llegamos a Xela, dicen que aquí hay unas aguas llenas de azufre que se calientan gracias a un volcán, dicen que puedes meterte y que el agua te cura, te convierte en otra persona, supongo que tendremos que averiguarlo.

Cruzar a Guatemala por la vía terrestre no solo es una forma de ahorrarte un montón de dinero es una experiencia completa. Algunos tienen la idea de que es peligroso, déjame decirte, que la forma en la que cruzamos nosotros, es segura, tal vez no sea cómoda pero sí es segura.

Viajero M Hector

Si algún día quieres viajar a este país te recomendamos visitar esta guía sobre Guatemala

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